Teruel

En el 935 los árabes la llamaban Tirwal (torre), pero su nombre también esconde mediante un acrónimo la simbología que la define: TOR (toro) y UEL (de la estrella Actuel)> Toruel > Teruel.

La ciudad de Teruel es la capital de la provincia aragonesa del mismo nombre, y más allá de su famoso grito reivindicativo «Teruel existe», la villa es mucho más que un paraje olvidado de la España Despoblada. Aunque la historia nos habla de una tierra de fronteras con una discreta economía, lo cierto es que posee un patrimonio cultural y arquitectónico riquísimo. Sus amantes, sus dinosaurios y su jamón la han puesto en el punto de mira del turismo aragonés y nacional, pero la increíble labor de la Fundación Amantes de Teruel ha catapultado a la ciudad a un lugar destacado en el turismo internacional.

Te invito a descubrir esta maravillosa localidad, de la que te vas a enamorar.

Una de las cosas que debes saber es que Teruel es una ciudad pequeña, perfecta para recorrerla caminando. Si llegas hasta ella en coche puedes estacionarlo en cualquiera de los puntos gratuitos que hay habilitados para ello. Hay varias zonas de aparcamiento, como el parking municipal de la Estación o el aparcamiento de la Glorieta. El centro, que es lo que vamos a visitar, está en su mayoría peatonalizado, así que es mejor olvidarse del coche. En cualquier caso, también tenéis la opción de tomar el tren turístico que recorre la ciudad si os resulta más cómodo.

Para que podáis organizar vuestro recorrido os dejo en este enlace los diferentes mapas de la ciudad. Podéis descargarlos y llevarlos siempre con vosotros.

Teruel puede dividirse en dos partes en cuanto a arquitectura e historia se refiere. Tiene una parte medieval y otra modernista que puede serviros de itinerario a la hora de planificar vuestra visita.

La Teruel Medieval abarca desde su fundación en la Reconquista hasta aproximadamente el siglo XIII-XIV. En este periodo podemo contemplar el crecimiento de la villa, testigo de guerras y asedios y cómo su arquitectura es reflejo de todo ello. La ciudad se fundó sobre una colina amurallada y formada por, según se dice, por casi hasta cuarenta torres. Algunas de ellas todavía podemos contemplarlas, al igual que sus puertas.

Situándonos en la plaza del Torico y frente a este, a la izquierda se sitúa la judería, mientras que hacia la derecha se localizan los últimos vestigios de la morería. En esa parte izquierda encontramos unas calles estrechas, con un ligero aire decadente que las transforma en pura magia. Si las recorremos pronto encontraremos dos edificios medievales de gran importancia: La iglesia de San Pedro, donde se encuentra el conjunto de los Amantes, y la torre mudéjar del siglo XIII aledaña a dicha iglesia: La Torre de San Pedro, el ejemplo más antiguo del mudéjar turolense. La Iglesia de San Pedro es de las más espectaculares, arquitectónicamente hablando, de la ciudad, y en ella podemos encontrar diferentes estilos arquitectónicos que abarcan desde el gótico-mudéjar hasta el neoclasicismo. La historia de este templo está muy ligada a la de los amantes de Teruel. El mausoleo de estos dos enamorados se encuentra junto a ella y aquí te dejo la información para que puedas visitarlo. La historia de Diego e Isabel no te dejará indiferente.

Volviendo hacia la plaza del Torico y tomando la calle que queda frente a nosotros, llegaremos hasta la Catedral: Catedral de Santa María de Mediavilla, un conjunto del siglo XIII del que, sobre todo, podemos destacar su techumbre. Sobre su lado este se levanta la Torre de la Catedral, de estilo mudéjar y a la que se le une la casa del Deán, del siglo XV.

Continuando hacia la izquierda de la catedral llegaremos a otra de las hermosas torres que enmarcan la ciudad, en este caso estaremos ante la de San Martín, datada del siglo XV y con un gran repertorio decorativo. Frente a ella, a varios metros de distancia, podremos llegar la torre de San Salvador, también del siglo XV. Ambas guardan una leyenda sobre el origen de su construcción que os dejo por aquí.

Esta ruta la finalizamos con el acueducto de los Arcos. Una construcción del siglo XVI que permitió mejorar el suministro del agua de la ciudad que anteriormente se realizaba a través de aljibes. Esta obra llevaría agua potable a todos sus ciudadanos mediante la construcción, además, de numerosas fuentes renacentistas por toda la ciudad.

Tras este rápido recorrido por el Teruel medieval, es hora de avanzar en el tiempo y adentrarnos en el modernismo turolense. El movimiento llegó hasta la localidad a través de la nueva burguesía del XIX y llenó sus calles principales de edificios de ricas decoraciones y colores, así como de nuevos comerciantes que se instalaron en la villa para ver crecer sus negocios. La fuente del Torico, la casa de la Madrileña o la casa Ferrán son alguno de los ejemplos arquitectónicos de este arte. A principios del XX también se construyó otro de los emblemas arquitectónicos de la ciudad: La escalinata del paseo del Óvalo, para comunicar la estación de ferrocarril con el centro de la ciudad. Se trata de una escalinata de estilo modernista y neomudéjar en cuyo cuerpo central se encuentra un relieve dedicado a la figura de los amantes.

Finalizo la visita recomendándoos algún lugar donde poder disfrutar de la gastronomía turolense. El Asador la Vaquilla, situado en la judería donde puedes disfrutar de unas carnes excelentes. También destaca la fonda del Tozal, un restaurante situado en un edificio del siglo XV y para poner el broche a la visita y a la jornada gastronómica, qué mejor que disfrutar de unos cócteles en el espacio Luvitien.

Os recomiendo que visitéis esta ciudad tan especial y disfrutéis de todo su esplendor.

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